PRÁCTICAS CULTURALES


PREPARACIÓN DEL TERRENO
El suelo debe mantenerse bajo cultivo limpio desde el año anterior a fin de reducir el problema de malezas anuales y para tenerlo en buenas condiciones de soltura. Un alto contenido en materia orgánica es importante para que el cultivo tenga éxito, por lo que es conveniente enterrar un abono verde en el año previo a la plantación o la adición de estiércol y paja (cama de ganado). No se puede precisar con exactitud la cantidad de estiércol a suministrar, ya que varía según la naturaleza del terreno y su grado de fertilidad. Como media se pueden enterrar de 50 a 70 Tm de estiércol maduro por hectárea, a una profundidad de unos 50 cm, mediante una labor profunda.
Deberá de hacerse con anterioridad a la plantación un análisis de suelo y aplicar, si es necesario, cal o abonos minerales, además de empleo de herbicidas para obtener un suelo apto para el cultivo. La vida media de una plantación de frambueso puede variar de 10 a 20 años, por lo que es importante comenzar el cultivo con un buen abonado de fondo.

PLANTACIÓN
La época más adecuada de plantación es durante todo el otoño ya que el sistema radicular comienza a fijarse en el suelo antes del despertar primaveral, pero se puede retrasar si riesgo alguno hasta que las yemas permanezcan en estado quiescente hasta el mes de marzo, dada la rusticidad y rapidez de crecimiento del frambueso.
Las plantas procedentes de vivero deben plantarse inmediatamente tras su recepción, en caso contrario se conservarán en ambiente resguardado y protegidas del sol y del viento, para evitar la deshidratación de las raíces.

Para la plantación del frambueso basta con hacer un hoyo con una azada en el terreno preparado anteriormente. La distancia entre plantas en las plantaciones comerciales debe ser la suficiente para permitir el paso de las máquinas. La producción media más elevada se ha conseguido con marcos de 165 x 60 cm, por lo que se aconseja para el frambueso rojo una distancia mínima entre filas de 2 m y una máxima de 3 m en función de la fertilidad del terreno y del vigor del propio cultivar, con distancia entre plantas de una misma fila de 60-70 cm. Para el frambueso negro se adoptan distancias medias de 3 m x 1 m, indicadas para la recolección mecanizada.

SISTEMAS DE CULTIVO.

El frambueso rojo necesita generalmente el empleo de soportes, ya que sus tallos se curvan con facilidad bajo el peso de la vegetación y de los frutos dificultando la recolección y a veces se pueden quebrar. Los sistemas de conducción son múltiples, destacando la espaldera, utilizando postes y alambres. Otras veces se emplea un simple poste de madera para cada planta, o bien sin utilizar ningún soporte se atan grupos de 5-6 tallos en haces, curvándolos después en arco de forma que se unan unas con otras.

De cualquier forma es preferible utilizar el sistema de conducción por filas que el de cepas aisladas, ya que facilitan mucho las operaciones de cultivo tales como el laboreo periódico del terreno, el tratamiento con herbicidas, la recolección, la poda, etc. Los sistemas en fila o contraespaldera pueden ser planos o formar un seto bastante ancho; en el primer caso los tallos se mantienen en un plano vertical mediante alambres superpuestos a diferentes alturas; en el caso segundo se colocan parejas de alambres, más o menos separados entre sí sobre un plano horizontal hasta un máximo de 70-80 cm (40 cm a cada lado de la línea media de la hilera). 

LABOREO DEL SUELO.
El suelo se debe mantener libre de malas hierbas para eliminar la fuerte competencia hídrica que éstas establecen con el frambueso y por tanto evitar la consiguiente reducción de la productividad. Junto con las labores superficiales al terreno también se interrumpe la evaporación del suelo a través de los vasos capilares. Es importante que la labor no sea demasiado profunda ya que las raíces del frambueso son muy superficiales ya que se desarrollan en los primeros 25 cm del suelo. Una profundidad de 10 cm por el centro de las calles y de 5 cm en las proximidades de las plantas es suficiente. Si la labor se realiza durante el invierno se pueden incorporar al terreno los abonos orgánicos y minerales.

CONTROL DE MALAS HIERBAS.
A parte del laboreo del terreno como método físico de eliminación de malas hierbas, es posible realizar un desyerbado químico mediante la aplicación de herbicidas de larga persistencia como simazina, atrazina o diuron, distribuidos en superficie o el casoron en forma granulada. En los suelos sueltos o en las calles donde se realizan periódicamente cavas mecánicas, es conveniente no utilizar herbicidas de larga persistencia, ya que se corre el riesgo de ponerlo en contacto con las raíces de los frambuesos. Por ello se recomienda emplear herbicidas de contacto como paraquat o diquat.

CUBIERTA INERTE (MULCHING).
Para conservar la humedad del suelo y reducir la actividad de las malas hierbas se puede recurrir a extender superficialmente materiales inertes de distinta naturaleza sobre el suelo, es el llamado mulching. Normalmente se emplea paja, virutas o serrín de madera o residuos de industrias alimentarias. Estos productos también ayudan a enriquecer el terreno en materia orgánica. El espesor del mulching ha de ser al menos de 15 cm y cada año es preciso añadir material nuevo sobre el viejo, para sustituir la parte que se ha degradado por la acción de las bacterias del suelo. El empajado también ayuda a evitar la erosión y lavado del terreno en las plantaciones en pendiente. Normalmente con la aplicación de esta técnica se favorece el grosor y sabor de los frutos.

PODA
La poda del frambueso es muy sencilla y se puede resumir en tres simples operaciones:

1) Eliminación de los ramos que han fructificado.
2) Aclareo de la vegetación nueva, con la eliminación de los rebrotes demasiado débiles o los excesivos en número.
3) Rebaje de los rebrotes destinado a producir la nueva cosecha.

Desarrollada la planta en forma de matorral, después de suprimir desde la misma base los vástagos que ya han dado fruto, se escogen 6-8 de los más vigorosos, eliminando el resto y despuntando la mitad muy largo y la otra mitad muy corto, para dar lugar a una fructificación escalonada, tratándose de las variedades no remontantes, por medio de la cual podrá equilibrase la vegetación con la producción de fruto, lográndose una cosecha desde junio hasta finales de agosto.

Respecto a las variedades bíferas o de dos estaciones se podará corto entre los 60-70 cm, por medio de la cual se obtendrá una fructificación en otoño en los ramos del mismo año y otra en verano del año siguiente. La poda debe realizarse en variedades no remontantes a partir de noviembre y en las remontantes a mitad del invierno, y a una altura de un metro.

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